miércoles, noviembre 12, 2008

ALiMeNToS

Todo lo que vive se debe alimentar. Sin comer, el cuerpo desfallece. Sin inquietud, el cerebro se agrieta. El vacío nos devuelve vacíos. Sin alimento, no hay vida.
Respecto a la subsistencia del cuerpo, hoy se sabe mucho: necesitamos un permanente y equilibrado trasvase de carbohidratos, vitaminas, fibra, proteínas y minerales para que nuestro cuerpo, básicamente máquina, funcione.
Arriba, en el cerebro, la cosa cambia. Las neuronas, esas que deciden todos nuestros todos porque unen intuiciones con conocimientos, emociones con razones y sueños con realidades, saben tanto de cada uno que son el cada uno.
Y sin embargo, respecto a cómo y de qué alimentarlas no existe el menor consenso mundial, nacional, familiar y muchísimas veces incluso personal.
En el hipermercado de la vida, la oferta es tan variada que desborda cualquier opinión. Hay multidud de banderas y de lenguas; un buen surtido de creencias religiosas, políticas, económicas y sociales; infinidad de conocimientos, criterios y métodos; diáspora de sentimientos y actitudes, amores y rencores, tristezas e ilusiones, nostalgias y esperanzas. Hay tanto de tanto que ni el más dotado puede llegar a rozar en lo mínimo todo el conocimiento.
Al final, una llega a la conclusión de que el alimento básico del cerebro es la inquietud: por saber amar, comprender y razonar. Cuando se logra, la digestión es la paz; cuando no, es el vacío.

4 comentarios:

elena gutierrez dijo...

es verdad raquel, nos enseñan matematicas en el colegio, como comer, como hacer deporte, etc... xo nadie nos enseña sobre emociones jejeje

besosss

rAcHeL dijo...

en la mente está todo, si controlas la mente, lo controlas todo, eso es lo que pienso hoy por hoy, claro...ciaoooo

Alicia dijo...

A mi me encanta comer!!!!!!!!!!

Besitos y buen finde

Anónimo dijo...

a mi también me encanta comer!!! jaja