EL pLaCeR

El placer, en todos los órdenes de la vida, también es una cuestión de aprendizaje. Tenemos que probar distintas cosas. La literatura es un placer que se adquiere con la dificultad, igual que una relación amorosa profunda.

Leer significa vivir. Nuestra experiencia del mundo nunca puede ser completa. Como animales con conciencia de sí mismos, los humanos necesitamos hacer uso de la imaginación para conocer el mundo. La imaginación fue creada biológicamente para eso. Nos permite inventar modelos del mundo y tener experiencias que, si bien no son materiales, son igual de válidas. No necesito enamorarme, sufrir la guerra, ver nacer o morir a alguien para conocer esas experiencias, tengo los libros. Aunque bien es cierto que si lo sufres en la misma piel el placer o el dolor se intensifica. No voy a culpar a la generosidad del mundo del poco tiempo que tengo yo. El mundo está lleno de lugares que no veré, de personas que no conoceré, de comidas que no probaré, de libros que no leeré. Esa es también una definición del mundo: todo lo que yo no podré hacer. Hay que aceptarlo.

Tiempo, espacio, oportunidad, paciencia. Todo eso requiere la lectura. Y todo eso se encuentra, por ejemplo, en la cama, justo antes de dormir, en el autobús o el metro, acurrucados en un sillón un día de lluvia...desde aquí, una vez más de tantas, incito a la lectura, también uno se enamora de los libros. El día es muy largo y no sirve la expresión "no tengo tiempo". El tiempo no es una posesión en sí mismo. El tiempo no pertenece a nadie. El tiempo, simplemente transcurre. Y cuanto mejor se aproveche, mejor nos sentiremos. Sólo se vive una vez, que sea haciendo aquello que nos incite al placer, al olvido momentáneo de las dificultades de la vida. Y esto no es sólamente por la lectura, cada cual que haga lo que le venga en gana, eso sí, con plena conciencia de que eso es lo que le gusta. Porque la vida es eso, disfrutar de aquellas cosas que nos provocan placer.