miércoles, octubre 26, 2005

DóNdE eL cOrAzÓn Te LlEvE

-"En las personas que nunca han padecido nada, la enfermedad, cuando viene, se manifiesta de una manera inmediata y violenta."
-"Mientras el cuerpo funciona no nos damos cuenta de qué gran enemigo puede llegar a ser; si cedemos en la voluntad de hacerle frente, aunque sea sólo un instante, ya estamos perdidos."
-"Creo que es casi imposible sobrevivir a algo semejante. Aquello que tenías que decir a la persona amada queda para siempre dentro de ti; esa persona está allá, bajo tierra, y ya no puedes volver a mirarla a los ojos, abrazarla, decirle aquello que todavía no le habías dicho."
-"Por haber vivido tanto tiempo y haber dejado a mi espalda tantas personas, a estas alturas sé que los muertos pesan, no tanto por la ausencia, como por todo aquello que entre ellos y nosotros no ha sido dicho."
-"La infacia y la vejez se parecen. En ambos casos, por motivos diferentes, somos inermes(sin armas), todavía no participamos- o ya no participamos- en la vida activa y eso nos permite vivir con una sensibilidad sin esquemas, abierta. Es durante la adolescencia cuando empieza a formarse alrededor de nuestro cuerpo un caparazón invisible. Se forma durante la adolescencia y sigue aumentando a lo largo de la edad adulta. El proceso de su crecimiento se parece un poco al de las perlas: cuando más grande y profunda es la herida, más fuerte es el caparazón que se le desarrolla alrededor. Pero después, con el paso del tiempo, como un vestido se ha llevado demasiado, en los sitios de mayor roce empieza a desgastarse, deja ver la trama, repentinamente por un movimiento brusco, se desgarra. Al principio no te das cuenta de nada, estás convencida de que el caparazón todavía te envuelve por completo, hasta que un día de pronto, ante una cuestión estúpida y sin saber por qué vuelves a encontrarte llorando como un niño. Quien pasa sin sufrir ningún accidente en la adolescencia nunca se convertirá de verdad en una persona mayor. Las lágrimas que no brotan se depositan sobre el corazón, con el tiempo lo cubren de costras y lo paralizan como la cal que se deposita y paraliza los engranajes de la lavadora."
-"La idea del destino es un pensamiento que aparece con la edad. Cuando se es joven, generalmente no se piensa en ello, todo lo que ocurre se ve como fruto de la propia voluntad. Te sientes como un obrero que, poniendo una piedra tras otra, construye ante sí el camino que habrá de recorrer. Sólo mucho más adelante te das cuenta de que el camino ya está hecho, alguien lo ha trazado para ti, y todo lo que puedes hacer es avanzar. Es un descubrimiento que habitualmente se produce hacia los cuarenta años: entonces empiezas a intuir que las cosas no dependen solamente de ti. Es un momento peligroso durante el cual no es raro resbalar hacia un fatalismo claustrofóbico. Para ver el destino en toda su realidad has de dejar que transcurran unos cuantos años más. Hacia los sesenta, cuando el camino a tus espaladas es más largo que el que tienes delante, ves una cosa que antes no habías visto: el camino que has recorrido no era recto, sino que estaba lleno de bifurcaciones, a cada paso había una flecha que señalaba una dirección diferente; a cierta altura se abría un sendero, en otro sitio una senda herbosa que se perdía en los bosques. Cogiste alguno de esos desvíos sin darte cuenta, otros ni siquiera los viste; no sabes a dónde te habrían llvado los que dejaste de lado, si a un sitio mejor o peor; no lo sabes, pero igualmente sientes añoranza. Podías haber hecho algo y no lo has hecho, has vuelto hacia atrás en vez de avanzar. Como el juego de la oca. La vida se desarrolla más o menos de la misma manera. A lo largo de los cruces de tu camino te encuentras con otras vidas: conocerlas o no conocerlas, vivirlas a fondo o dejarlas correr es asunto que sólo depende de la elección que efectúas en un instante. Aunque no lo sepas, en pasar de largo o desviarte a menudo está en juego tu existencia, y la de quien está a tu lado."
-"La felicidad es, respecto de la alegría, como una lámpara eléctrica respecto al sol. La felicidad siempre tiene un objeto, somos felices por algo, es un sentimiento cuya existencia depende de lo exterior. La alegría, en cambio, no tiene objeto. Te posee sin ningún motivo aparente, en su esencia se parece al sol:arde gracias a la combustión de su propio corazón."
-"Cuando a las crepes les hacer dar la vuela en el aire, tienes que pensar en cualquier cosa menos en el hecho de que han de volver a caer en la sartén. Si te concentras en su vuelo, puedes estar segura de que caerán apelotonadas o de que se chafarán directamente sobre los fogones. Es cómico, pero justamente la distracción es lo que nos permite llegar al centro de las cosas, a su corazón."



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