martes, junio 21, 2005

SÍ A LA FAMILIA...cualquiera que sea su forma

Madrid se convirtió el otro día en el escenario de una multitudinaria manifestación convocada por el Foro Español de la Familia que pretendía defender los derechos de las familias y lanzarle un mensaje al Gobierno español para que retire la Ley, ya aprobada que entrará en vigor en los próximos días, que equiparará los derechos de los homosexuales con los de la familia.
El hecho de que entre en vigor esta Ley, no daña a nadie. Ofrece derechos a personas que hasta ahora no los tenían y que estaban en el limbo jurídico a la hora de gestionar herencias, pagas por viudedad, etc.
El hecho de utilizar la palabra matrimonio para designar estas uniones entre personas del mismo sexo, ha generado mucha controversia porque, y en esto estoy de acuerdo, se está usando una palabra que designa un sacramento de la Iglesia Católica. Podrían haber usado otra denominación, pero según tengo entendido, sólo usando la palabra matrimonio, se equiparan todos los derechos a los de la familia convencional en el sistema jurídico español.
Partiendo de esta base, creo que la discusión por una palabra u otra es perder el tiempo porque a fin de cuentas no deja de ser una palabra, un conjunto de letras.
Entiendo la postura de la Iglesia Católica sobre este concepto, pero no creo que sea para tanto.
El hecho de que se apruebe una Ley como ésta, que lo único que va a hacer es ofrecer derechos a los que ahora no los tienen y que en ningún caso se los quita a los que ya los tienen, no obliga a nadie a casarse con quién no quiera, según veo.
Estoy de acuerdo con la familia, pero de cualquier tipo, siempre que sea elegida y no impuesta por nadie.
Sobre la manifestación de ayer en Madrid pienso que está bien que los ciudadanos se manifiesten para apoyar o defender lo que deseen. Afortunadamente vivimos en un país democrático y ese derecho nos avala a todos. No obstante, creo que esa manifestación buscaba ir "contra de" y no "a favor de", algo que me suena raro y extraño a la vez y que por supuesto no comparto.
Se me ha ocurrido un ejemplo que, subrayo, es muy simplista, pero que puede ilustrar en algo todo este lío:
Supongamos que a mí me gusta mucho el gazpacho hecho en casa. Monto una asociación y observo que en los supermercados empieza a aparecer gazpacho ya envasado. Convoco una manifestación para la defensa del gazpacho natural hecho en casa a la que viene toda aquella persona que está de acuerdo con ello. No le pediría al Gobierno que prohibiera el gazpacho envasado, simplemente promovería e incentivaría el consumo del gazpacho natural.
Resultado: Aquellos que tengan tiempo, les guste o lo prefieran, seguirán haciéndose el gazpacho natural en su casa con ingredientes naturales a su gusto, y los que no tengan tiempo para preparaciones, no les apetezca o les guste el sabor que le ofrecen, seguirán consumiendo gazpacho envasado.
Ni unos ni otros se molestan porque hacen uso de la libertad que tienen para elegir lo que más les guste, les parezca bien o les de la gana. Lo mismo con todo lo demás: ideas, conceptos, gustos musicales, ideas políticas etc, etc.
Con respecto a las adopciones, pienso que aquellos que toman la decisión de adoptar a un niño, son suficientemente conscientes de las obligaciones que esto entraña y supongo que los jueces darán en adopción subsiguientemente a las parejas que considere idóneas, teniendo en cuenta, no su condición o tendencia sexual sino, sus cualidades como personas.
Sí a la familia siempre y sí a la libertad de cada uno de elegir el tipo de familia que quiere tener y que cada uno viva con quien quiera, en donde quiera y como quiera.


1 comentario:

SiNoLoDigoReviento dijo...

Ya pero el problema es que la iglesia además de querer tomar el gazpacho como a ellos les gusta quieren hacerselo tomar al resto de la sociedad, incluso los que nada tienen que ver con su organización.