martes, noviembre 25, 2008

HoY

De nuevo sigue la mudanza en mi despacho, y no hacemos más que cargar con cajas de aquí para allá. Y encima es la mudanza más tonta, traer cosas del otro despacho aquí porque allí van a hacer reformas y hacerlo todo nuevo y luego nos vamos todas allí, así que nos tocará volver a llevar todo para allá, y haremos la faena 2 veces...otro año que vamos a ir de culo, si es que desde que estoy aquí las semanas pasan volando, la cual cosa me da un miedo terrible, porque me veo que el tiempo se me escapa de las manos y no puedo hacer nada.
Ahora tengo que pensar en un regalito para pedir al amigo invisible, que no sé que tiene de invisible porque nos elegimos cada una nuestro regalo y la compi que nos toque nos los compra y nos lo damos el día de la cena (19 diciembre) y hemos de decir quien creemos que nos lo ha comprado, sí, ya veis, la tontería más grande del mundo, pero lo hacen para hacer el paripé.
Y ya entramos en diciembre, Navidad y a comprar regalitos que es lo que más ilu hace..yo todavía no tengo nada claro de qué comprar este año, es que hoy en día, la gente tiene de todo, aunque me gusta escurrirme la cabeza y comprar algo original y que al otro le sorprenda y le guste...y no sé que más contar..que ya viene el frío, pero me voy a obligar a salir a correr un poquito, que después de estar todo el día sentada al despacho se me atrofian los huesos y la circulación no me circula, hay que moverse un poquito para quemar toxinas y liberar tensiones...y después me voy a ir al sofá de mi casa a empezar a leer mi última adquisición en libro: "Los hombres que no amaban a las mujeres", primera parte de una trilogía muy prometedora. Y ya de paso recomendaros una peli que vi este finde que me hizo llorar y emocionarme, aunque un poco triste: "Un paseo para recordar", para mí un peliculón lleno de sentimientos, para aquellos que creen en el amor ideal. Y chimpún, se acabó por hoy.

viernes, noviembre 21, 2008

De CaNaS

Buaaaaaaaaaaaaaaa!!!!!!!!!!!Me dan ganas de llorar!!!!!!!! Buaaaaaaaaaaaaaaa!!!!Me ha salido mi primera cana!!!!!!!Esto es el inicio de la multiplicación...Pero si yo pensaba que aún era demasiado joven para eso!!!!Pero me ha tocado la hora, sólo me queda resignarme y estar pendiente de llevar mi pelo bien teñido, estoy empezando a pertenecer al club de las mujeres ya maduras de las que ya nadie se fija en ellas, porque prefieren a las jovencitas!!!!Tendré que asumirlo y dedicarme a cultivar mi inteligencia, jajajajajajaja, qué desgracia, esto es una señal para que me vaya acostumbrando a la edad adulta, esa en la que hay que ser más responsable y preocuparse más de las cosas, no sólo pensar en mí...Pero porqué me ha tenido que salir una cana tan pronto???Porqué no se podía esperar a salirme a partir de los 40 por ejemplo?????Buaaaaaaaaaaaaa, voy a parecer más vieja que mi novio, que aún no tiene canas, qué desgracia!!!!! Por eso hay que buscarlos maduritos, para que luego no pasen estas cosas, que sea a ellos a los que les salgan primero las canas, pero yo ya he llegado tarde!!! Menuda mala gana

jueves, noviembre 20, 2008

SeMaNa


Buffff!! Esta semana se me ha pasado volando. El lunes y el martes tuve vacaciones y los dediqué a cultivar el amor que hace falta. El miércoles volví al trabajo y claro, la mesa estaba llena de papeles, notas y post-its por todos lados, una se va 2 días y cuando llega la faena se acumula, pero ahora mismo acabo de terminar con todo lo que tenía pendiente, ¡¡qué eficiente soy!! y sin comerlo ni beberlo, mañana ya es viernes otra vez, ojalá todas las semanas fueran como esta, aunque hoy estoy algo cansada...esta mañana hemos hecho mudanza de un despacho a otro, y se nota la crisis, en vez de contratar una empresa de mudanzas nos ha tocado hacer de mulas de carga, madre mía las mujeres de hoy en día servimos para todo!!!! pero eso sí, mis brazos y mi espalda han quedado algo resentidos.

Para alegrar mi día de ayer tuve una sesión de karaoke SINGSTAR que libera tensiones y alegra los corazones (qué rima).
Y ya he comprado la nevera para mi piso. Es esta:




miércoles, noviembre 12, 2008

ALiMeNToS

Todo lo que vive se debe alimentar. Sin comer, el cuerpo desfallece. Sin inquietud, el cerebro se agrieta. El vacío nos devuelve vacíos. Sin alimento, no hay vida.
Respecto a la subsistencia del cuerpo, hoy se sabe mucho: necesitamos un permanente y equilibrado trasvase de carbohidratos, vitaminas, fibra, proteínas y minerales para que nuestro cuerpo, básicamente máquina, funcione.
Arriba, en el cerebro, la cosa cambia. Las neuronas, esas que deciden todos nuestros todos porque unen intuiciones con conocimientos, emociones con razones y sueños con realidades, saben tanto de cada uno que son el cada uno.
Y sin embargo, respecto a cómo y de qué alimentarlas no existe el menor consenso mundial, nacional, familiar y muchísimas veces incluso personal.
En el hipermercado de la vida, la oferta es tan variada que desborda cualquier opinión. Hay multidud de banderas y de lenguas; un buen surtido de creencias religiosas, políticas, económicas y sociales; infinidad de conocimientos, criterios y métodos; diáspora de sentimientos y actitudes, amores y rencores, tristezas e ilusiones, nostalgias y esperanzas. Hay tanto de tanto que ni el más dotado puede llegar a rozar en lo mínimo todo el conocimiento.
Al final, una llega a la conclusión de que el alimento básico del cerebro es la inquietud: por saber amar, comprender y razonar. Cuando se logra, la digestión es la paz; cuando no, es el vacío.

martes, noviembre 11, 2008

OtRa De LiBrOs

Para variar, voy a hablar de mis últimos libros que me estoy leyendo. Bueno, que se entienda que no me los leo los 3 a la vez, uno detrás de otro..



He empezado con "La insoportable levedad del ser" de Milan Kundera.
Esta es una extraordinaria historia de amor, o sea de celos, de sexo, de traiciones, de muerte y también de las debilidades y paradojas de la vida cotidiana de dos parejas cuyos destinos se entrelazan irremediablemente. Guiado por la asombrosa capacidad de Milan Kundera de contar con cristalina claridad, el lector penetra fascinado en la trama compleja de actos y pensamientos que el autor va tejiendo con diabólica sabiduría en torno a sus personajes. Y el lector no puede sino terminar siendo el mismo personaje, cuando no todos a la vez. Y es que esta novela va dirigida al corazón, pero también a la cabeza del lector. En efecto, los celos de Teresa por Tomás, el terco amor de éste por ella opuesto a su irreflenable deseo de otras mujeres, el idealismo lírico y cursi de Franz, amante de Sabina, y la necesidad de ésta, amante también de Tomás, de perseguir incansable, una libertad que tan sólo la conduce a la insoportable levedad del ser, se convierten de simple anécdota en reflexión sobre problemas filosóficos que, afectan a cada uno directamente, cada día.
Me está gustando bastante, es un libro que aclara muchas dudas que se nos plantean a todos en ciertos momentos de la vida, llegas a pensar que al final, no somos todos tan distintos.


Los otros dos que me esperan a la cola son: "El hombre que inventó Manhattan" de Ray Loriga (recomendación de E.)
Nueva York como territorio de ficción. Las ciudades que soñamos, visitamos, abandonaqmos o añoramos no son más que un invento. El Manhattan de Ray Loriga es el de sus personajes y sus historias imaginadas. Cuentos cruzados de vidas que se solapan en el espacio y en el tiempo para configurar no un retrato fiel sino un reflejo distorsionado, una visión propia que nace de una rica herencia literaria. Una ciudad son también sus escritores. El suicidio de un emigrante Rumano pone en marcha la recreación de un mundo, que se nutre de realidad y leyenda a partes iguales, de recuerdos y mentiras. Un famoso cómico de la televisión, un vendedor de pianos muerto en extrañas circunstancias, un próspero hombre de negocios obsesionado por dos hermanas coreanas, la muerte de un gángster en los años treinta, tiburones en el Hudson y dos torres que se hunden. Un paisaje que se parece mucho a Manhattan pero que es sin duda otra cosa. Con una sabia mezcla de humor y desolación, Loriga, despliega el mapa de una ciudad hecha de cemento y literatura. La revelación de este escritor es una de las escasas novedades tangibles y literariamente significativas que en el transcurso de esta última década ha traído la más joven narrativa española.



Y "Si nadie habla de las cosas que importan"de Jon McGregor.
Una calle cualquiera de una ciudad del norte de Inglaterra el último domingo de verano. Las escenas se suceden como si fuesen polaroids pegadas sobre una cartulina: estudiantes que hacen las maletas sin saber qué les depara el futuro; niños que entran y salen corriendo de sus casas; jóvenes que empiezan a despertar tras pasar la noche de fiesta; un hombre que pinta de azul pálido las ventanas de su casa; un matrimonio que se encierra en su dormitorio para hacer el amor; una pareja de ancianos que se prepara para celebrar su aniversario…Es un día como otros, en el que todo transcurre con tranquilidad hasta que se produce un terrible accidente. Un suceso tan repentino como si en la cara de los vecinos hubiese estallado el flash de una cámara. Tres años más tarde, una joven recuerda lo sucedido, y la difícil situación en que se encuentra está íntimamente relacionada con aquel accidente del pasado. El azar pone en sus manos una caja con las fotografías que un vecino tomó obsesivamente de ella y de los habitantes de la calle. En esas imágenes, lo que parecía cotidiano resulta ser extraordinario. La joven descubre que las cosas realmente importantes, aquellas de las que nadie habla, pesan sobre su presente igual que marcaron su pasado. Con una mirada omnisciente sobre los seres anónimos que habitan la ciudad, Jon McGregor —seleccionado para el premio Booker con tan sólo veintiséis años, el candidato más joven hasta la fecha— funde lo ordinario con lo extraordinario en una novela cuya tensión y suspense no dejan de incrementarse hasta culminar con una sorpresa que aguarda al lector en la última página.

lunes, noviembre 10, 2008

ALbErT O´rEmOr


El 26 de agosto de 1990, en la segunda página del ‘The New York Times’, se publicó la fotografía de un atentado producido durante la invasión de Irak a Kuwait. A pocos metros de los cadáveres de un par de civiles, una niña miraba lo que parecía ser una muñeca, mientras que el artículo correspondiente mencionaba a 18 kuwaitíes exiliados, que recordaban a sus más de 500 compatriotas muertos. Y si bien existía una relación entre el texto y la imagen, el rostro de la niña hablaba de otra historia, que no tenía nada que ver con los personajes retratados. Era como si ella hubiese acabado de sonreír hacía un segundo.
Albert O’remor no era corresponsal de guerra, pero a su representante le fue sencillo contactar con el ‘Times’ y venderle los derechos de la fotografía, porque O’remor gozaba de cierto prestigio en el ámbito artístico neoyorquino. Aunque prestigio no es el término más adecuado para definir su posición en ese gremio. Prácticamente no se hablaba de la calidad de su trabajo, sino del tema recurrente que siempre abordó en sus obras, derivando las conversaciones hacia los posibles orígenes de su obsesión, donde las opiniones eran encontradas e iban de lo dramático a lo sublime, pasando incluso por la burla. En lo que sí estaban todos de acuerdo era en que su ‘enfermedad’ era degenerativa. Si no fuese así, por qué otra razón viajó a Kuwait a retratar a esa niña, por qué necesitaba situaciones cada vez más dolorosas para capturar una sonrisa.

Albert O’remor, de madre danesa y padre irlandés, nació en Baltimore, Estados Unidos, en 1958. Ya a sus cuatro años, Albert comenzó a manifestar una especial atracción por las sonrisas ajenas y, con el tiempo, pasó a convertirse en una profunda fascinación, despertando un incontrolable deseo por coleccionarlas. En su octavo cumpleaños, le obsequiaron una ‘Instamatic 133 de Kodak’. Como era de suponer, al comienzo, cualquier sonrisa le valía, mas ese comienzo fue muy breve, porque el mismo día en el que le regalaron la cámara, agotó el carrete con los rostros de los invitados que posaron para él y no pudo ver las imágenes hasta tres semanas después, cuando consiguió ahorrar lo suficiente para revelar los negativos.
Tras esa primera experiencia, se dedicó a sorprender a sus familiares con la intención de obtener sonrisas espontáneas. Los flashes provenían de debajo de una cama, del asiento posterior del coche, de entre las ramas, del armario y de cuanto lugar le sirviese para su cometido. Una vez completado su décimo álbum, volvió a cuestionarse, optando por incluir a desconocidos. Así lo hizo durante más de una década.
A pesar de aparentar ser un dato irrelevante, antes de proseguir, me gustaría destacar una de las series que formó parte de este período, compuesta por las sonrisas de una hippie que mostraban las distintas variaciones de la expresión con respecto al tipo de droga que ella había consumido. Esta serie -no en ese momento, pero sí cuando reflexionó al respecto- ocasionó que O’remor hiciese una pausa prolongada. Los siguientes dos años no tomó ninguna fotografía, los empleó en clasificar las 16,478 que ya tenía. Fue consciente de que una sonrisa al despertar tenía distintos matices que una al acostarse, que la de su hermano menor era distinta cuando veía a su madre que cuando veía a su padre, que la de su abuelo variaba en el día y no con la edad, que una sonrisa no era más bella por el rostro sino por la sinceridad y que, sin excepción, todos teníamos la capacidad para mostrarla. En ese punto tuvo dos sensaciones. Su colección era bella; sin embargo, no era tan especial. Cualquiera podría tener una como la suya, simplemente era una cuestión de tiempo y dedicación. Se quedó en blanco tres años más.
En 1984, volvió a coger la cámara bajo la siguiente premisa: “Todos podemos sonreír, pero no todos somos iguales”. Se puso a fotografiar a personas famosas. Le duró una semana. Las revistas de un quiosco contenían más de las que él podría conseguir en toda su vida. Se sintió estúpido por haber planteado una premisa tan vulgar. Lanzó otra: “Todos podemos sonreír, pero a unos les cuesta más”. Con el ánimo renovado, retrató a mendigos, minusválidos, a payasos sin disfraz, soldados de guardia y a cuanto estereotipo se le cruzó por la mente. Se dio cuenta de que no era tanto un asunto de personas… y se atrevió a lanzar una tercera: “Todos podemos sonreír, pero hay momentos en que nos es casi imposible hacerlo, porque no nos nace o nos lo prohibimos”.

Albert pasaba las mañanas observando los entierros y, en las noches, hacía guardia en la sección de urgencias de los hospitales. Una que otra vez, para variar la rutina, se asomaba a los incendios y a otras desgracias ocasionales, conducta que fue muy criticada tanto por algunas instituciones sociales como por la mayoría de los artistas neoyorquinos. No obstante, O’remor sostenía, de cara a sí mismo, que una sonrisa, en un momento de tragedia, evitaba que se destrozasen fibras emocionales profundas. Para valorar mejor su perspectiva, es necesario enfatizar que a él le deslumbraban las sonrisas y no las risas (ya sean con gracia o histéricas).
Unos meses antes de que Irak invadiera Kuwait, Albert O’remor se había instalado en Oriente Medio. Quería saber cómo eran las sonrisas de las personas que vivían en una tragedia constante. Sin duda, su fascinación lo colmó. Eso explica que el día en el que retrató a la niña del ‘Times’, cuando se produjo la explosión seguida de un tiroteo, en lugar de correr, le regaló la muñeca a la niña, para fotografiarla. En medio de esa sesión, una bala lo alcanzó. La pequeña dejó la muñeca y cogió la cámara.
Tras su muerte, se realizó la primera exposición sobre su trabajo. La galería Leo Castelli presentó la “Smile’s Collection”, incluyendo la foto que tomó la niña kuwaití, la única en la que aparecía Albert O’remor.






viernes, noviembre 07, 2008

ViErNeS

¡¡Es viernes y hace sol!! ¿Qué más se puede pedir? Esta tarde no trabajo y pienso dedicarla a hacer una siesta, irme a la piscina, ir a la biblioteca, de tascas con unas amigas y dormir con mi novio..tarde completita!!! y alegría alegríaaaaaaaaaaaaa, ¡¡¡que vaya muy bien el fin de semana!!! ¡¡¡yo pienso aprovecharlo al máximo!!!

miércoles, noviembre 05, 2008

LLeGó eL PriNcIpIO dEL CaOs

Bueno bueno bueno, ya llega el frío, y esas tardes perezosas de no apeteceer hacer esto o aquello. Y también llega el caos con la lista de desempleados que no para de subir, subir y subir, aún no sabemos para cuándo su declive. Lo cierto es que se está generando un malestar social que yo y supongo que el resto de los mortales creo que va a hacer temblar la tierra estrepitosamente. Aunque todo esto ya se veía venir hace 2 o 3 años, si descuidas incluso 5 o 6. Con todo el "boom inmobiliario", la gente estábamos loca comprando a doquier sin prever las consecuencias de semejante barbarie. Y ahora ¿de quién es la culpa? Porque la culpa hay que echársela a alguien, por lo menos, parece que así nos quedamos más tranquilos todos. Pues muy bien, allá vamos, la culpa, es mi opinión (abierta a analizar y comprender cualquier otra), es de todos y cada uno de nosotros. La personas, dicho de otra forma más económica, la demanda de toda oferta, es decir, el consumidor final. La suma de tú, más tú, más tú, más yo es lo que ha hecho incrementar el valor del suelo hasta tal punto que han aparecido los "nuevos ricos". ¿¿¿Quién no conoce a fulanito o menganito, que tenía un huerto de mala muerte que heredó de sus ancestros valorado antaño en 2.000, 3.000 ptas como mucho, y que han vendido por cifras inesperadas, 600.000 euros algunas incluso han superado el millón de euros??? Y es que el afán por comprar una vivienda, no vaya a ser que se fueran a terminar, como si las regalasen, es lo que ha hecho declinar todo esto, que ahora nos hace llorar por las esquinas...la pregunta es: ¿¿hasta cuándo va a durar esto?? Porque para mí es como las fichas del dominó, tiras una, y las demás van cayendo como toda causa-efecto..Pues yo creo que ni el mismísimo gobierno ni su ministerio de economía lo saben, lo que sí saben cierto es que esto es el pincipio del caos:

Por culpa de un clavo, se pierde la herradura
Por culpa de la herradura se pierde el caballo
Por culpa del caballo, se pierde el jinete
Por culpa del jinete, se pierde el mensaje
Por culpa del mensaje, se pierde la batalla
Por culpa de la batalla, se pierde el Reino.

Conclusión: por culpa de un clavo, se perdió el Reino.
Esto es la Teoría del Caos.




Juzguen ustedes mismos.